ABaC

Al traspasar el umbral de ABaC, el visitante se adentra en un universo donde cada elemento, desde la arquitectura hasta el último detalle de la vajilla, ha sido pensado para potenciar la experiencia sensorial. El juego de líneas puras y la presencia de materiales nobles, como la madera y el vidrio, confieren al espacio una atmósfera serena, atemporal y minuciosamente estudiada. Los tonos suaves y la iluminación cálida envuelven la sala, invitando a los sentidos a predisponerse para un recorrido gustativo fuera de lo convencional.La esencia de ABaC reside en la visión personal de Jordi Cruz Mas, quien imprime su sello en cada composición: una filosofía culinaria que combina la precisión de las técnicas más avanzadas con el respeto por el recetario catalán y la vibrante paleta mediterránea. En la cocina de Cruz Mas, la tradición nunca se presenta como obstáculo, sino como una base fértil para la reinvención. El resultado es una secuencia de propuestas que sorprenden por su audacia y por la armonía lograda entre ingredientes de proximidad y conceptos de vanguardia.El menú introduce al comensal en una sucesión de platos donde la estética no compite, sino que refuerza el discurso gustativo. El uso de productos de temporada —pescados de lonja, carnes seleccionadas y vegetales procedentes de huertos locales— se traduce en preparaciones depuradas, desprovistas de artificio, que buscan resaltar matices y texturas inéditas en cada bocado. La atención al detalle se prolonga en la presentación: geometrías precisas, emplatados a diferentes alturas y una selección de piezas de cerámica o cristal que actúan como marco discreto a la creatividad del chef. Existe una deliberada voluntad de diálogo entre la cocina y el entorno, visible en la integración de ingredientes autóctonos y referencias sutiles al paisaje catalán. Incluso la secuencia cromática de los platos parece responder a un ritmo propio, pensado para captar la mirada antes de seducir el paladar.ABaC se impone así no solo por la obtención de tres estrellas Michelin, sino por una búsqueda incesante de excelencia fundamentada en el rigor, la curiosidad técnica y un respeto absoluto por el producto y el territorio. La propuesta se renueva constantemente, pero siempre manteniendo un hilo conductor que convierte la degustación en un ejercicio de descubrimiento sensorial y cultural, donde memoria y modernidad se funden en un todo indivisible.