En pleno epicentro de Valencia, Habitual se ha consolidado como un referente en la alta gastronomía mediterránea contemporánea. Tras una primera impresión de sobriedad elegante, el espacio envuelve al visitante en una atmósfera pensada hasta el último detalle: tonos cálidos, maderas y tejidos naturales conviven con líneas depuradas y una luz cuidadosamente dirigida, creando un ambiente que invita a la calma, propicio para una experiencia sensorial pausada.
El recorrido comienza por la despensa valenciana, el auténtico leitmotiv de la casa. Producto de cercanía, estacional y minuciosamente seleccionado, que actúa como punto de partida para una propuesta culinaria que mezcla intuición, técnica y profundo respeto por la herencia mediterránea. En la cocina de Habitual conviven reminiscencias de la tradición regional con una mirada actual: verduras frescas de la huerta, pescados del litoral y mariscos cobran una nueva dimensión a través de métodos contemporáneos de cocción y cuidadas presentaciones.
Resulta notable cómo la carta se estructura en torno a ingredientes reconocibles, capturando la esencia de la región sin caer en la nostalgia. Aquí, la creatividad nunca es un fin en sí misma; surge del diálogo con el producto. La filosofía del chef se refleja en esa búsqueda constante de equilibrio entre memoria y modernidad, en elaboraciones donde el sabor original se potencia y la estética visual actúa como preludio del recorrido gustativo. Emplatados pulcros, composiciones que sugieren el azul y los tonos terrosos del Mediterráneo, junto a detalles cromáticos inspirados en los mercados locales, marcan una diferencia tangible en la experiencia.
La secuencia de platos fluye en armonía con la temporalidad. En cada pase, la frescura es el hilo conductor: salsas ligeras, aderezos apenas insinuados, protagonismo del ingrediente principal. Habitual no concede espacio al artificio superfluo; la técnica se percibe como una herramienta al servicio del sabor, nunca como un despliegue de virtuosismo. Así, recetas aparentemente sencillas se transforman en composiciones memorables por su pureza y profundidad, guiando al comensal hacia una redescubierta del paisaje gastronómico local.
La mención en la guía Michelin certifica no solo la solidez del proyecto, sino también la singularidad de una visión arraigada y honesta. En Habitual, encontrar el equilibrio entre pasado y presente deja de ser una ambición para convertirse en una realidad palpable en cada detalle del menú.
