M.B
Carr. Gral. Tf
38632 Cho Santa Cruz de Tenerife
España
28.0496602, -16.663814

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Desde el umbral, M.B revela una atmósfera en la que el Atlántico parece traspasar las paredes y colarse entre los tonos suaves que dominan la sala. Luz natural filtrada, manteles de lino perfectamente tendidos y maderas de acabado sutil dibujan un espacio contenido, donde lo esencial prima sobre la opulencia y cada detalle está medido para no distraer del rito principal: la degustación. En este contexto, el trabajo de Erlantz Gorostiza, heredero de la escuela de Martín Berasategui, encuentra un territorio ideal para el despliegue de su enfoque culinario, basado en la precisión y la pureza del producto.La propuesta del restaurante gira entorno al respeto más absoluto por el entorno y la temporalidad. Es un homenaje directo a la materia prima de Tenerife, donde los pescados recién salidos del Atlántico y las verduras de la huerta insular ocupan un lugar central, sin permitirse nunca la ostentación ni el efectismo. Bajo la mirada de Gorostiza, cada ingrediente se somete a una evolución medida, llevándolo al umbral exacto de sus posibilidades para lograr que el sabor hable por sí mismo, sin trampas ni distracciones visuales. El menú, perfilado con rigor, se apoya en fondos profundos y elaboraciones en las que el equilibrio es la clave: hay espacio para notas cítricas y matices marinos, y el cruce de influencias peninsulares adquiere sentido desde la elegancia serena, nunca forzada. Destacan creaciones basadas en productos nobles, como los mariscos, tratados con técnicas contemporáneas que no esconden el carácter insular, sino que lo revelan en nuevas texturas y aromas. Las presentaciones siguen la misma lógica que vertebra todo el restaurante: volúmenes orgánicos, cromatismos naturales, ausencia de cualquier adorno superfluo.La filosofía de Gorostiza se percibe en el modo en que la experiencia se desarrolla: hay una búsqueda de emoción contenida, de profundidad gustativa que permanece en la memoria por la intensidad de los matices, más que por la acumulación de efectos sorprendentes. Se comprende que para este chef, la innovación no es un fin, sino el resultado natural de interrogar la tradición y el paisaje. Así, M.B se afirma como un espacio reservado a quienes valoran la profundidad serena y el rigor casi clínico en la ejecución culinaria. Todo aquí tiene su porqué y responde a una visión: la de extraer lo mejor de cada producto del entorno, sin perder la conexión con la raíz insular ni la mirada contemporánea que hace de este restaurante una referencia ineludible en el panorama gastronómico nacional.