En Diverxo, cada paso tras la cortina de entrada sumerge al visitante en un espacio donde los límites entre arte y alta cocina parecen difuminarse de manera sutil pero radical. La creatividad de Dabiz Muñoz, reconocido por su personalidad inconformista y perfeccionista, late en cada rincón de este restaurante, que desafía deliberadamente las convenciones de la gastronomía contemporánea.Los salones, lejos de buscar la previsibilidad, se ensamblan como escenas oníricas de un teatro moderno. Una mezcla de blancos pulcros e intervenciones audaces de color marcan el ritmo visual, logrando que cada sala cuente su propio fragmento de historia. Fragmentos de luz acarician esculturas y lienzos de gran tamaño, sumergiendo al comensal en una escenografía que pone en suspenso cualquier expectativa tradicional. En Diverxo, la decoración no es un simple marco sino parte fundamental de la experiencia: mesa y entorno se convierten en extensiones del discurso creativo.En el menú, el espíritu transgresor de Muñoz se expresa con firmeza y sin concesiones. El recorrido gastronómico se articula en un menú degustación en el que la sorpresa es la única constante. Elementos españoles se entrelazan con inspiraciones orientales y sudamericanas, proponiendo transiciones atrevidas de acidez, texturas crujientes y fondos intensos que subrayan la obsesión técnica de la casa. Aquí, la tradición es deconstruida y repensada, nunca simplemente fusionada.La influencia callejera se convierte, bajo la mirada de Muñoz, en un emblema de alta cocina: las cocciones largas y las reducciones profundas generan capas de sabor que sobreviven en la memoria mucho más allá del último bocado. Cada pase llega en presentaciones pensadas al máximo, a menudo servidas sobre piezas escultóricas o superficies de cristal, prolongando la sensación de asistir a una performance efímera, única en cada servicio.Diverxo actúa como un laboratorio abierto, en el que la maestría técnica y la provocación se dan la mano para crear un universo propio, desligado de ortodoxias. Reconocido por la exigente crítica internacional, el local consolida así una posición singular en la vanguardia europea, manteniéndose siempre fiel a la idea de libertad culinaria radical que define a Dabiz Muñoz y su universo creativo.
