Nova despliega en Ourense una propuesta gastronómica donde la temporalidad y la identidad gallega marcan cada paso. El espacio sorprende por su serena armonía: la sala, vestida de tonos neutros y maderas pálidas, crea un refugio donde el comensal se abstrae del bullicio exterior. La luz natural se filtra suavemente entre líneas limpias, mientras detalles discretos —como la elección de manteles impolutos o la sobriedad de la vajilla artesanal— preparan el ánimo para una experiencia más contemplativa que ostentosa. Este ambiente de recogimiento no distrae, sino que enmarca lo esencial: el producto.La cocina de Julio Sotomayor, sustentada en una filosofía de respeto y búsqueda constante, fusiona memoria y modernidad sin perder la honestidad del origen. La materia prima, siempre de proximidad y elegida con un rigor palpable, se convierte en la auténtica protagonista. Merluza capturada en costas gallegas, carnes locales y vegetales de huertos de cercanía adquieren una nueva dimensión a través de técnicas contemporáneas que rehúyen del artificio. Cada elemento parece existir solo el tiempo justo: en Nova los platos laten al ritmo de la estación, nunca de la rutina.Lo que distingue a esta mesa es la capacidad de reinterpretar los sabores autóctonos sin disolver su esencia. En la sucesión de pases, los fondos intensos abren paso a matices más delicados, mientras las salsas —siempre ligeras, nunca invasivas— reafirman la memoria gustativa gallega con una frescura inusual. El menú degustación se despliega como un recorrido atento: pequeñas piezas que sugieren paisajes o evocan episodios de la despensa local, mientras la composición estética de cada plato insinúa el nexo entre territorio y creación contemporánea. Hay una singularidad en la precisión de los emplatados: la geometría serena, los colores limpios, la porosidad perfecta de los ingredientes recién cortados.A través de esta mirada, Sotomayor da forma a una cocina gallega contemporánea que no olvida el arraigo. El equilibrio entre innovación y tradición es una línea sutil —nunca forzada— por la que discurren texturas nuevas y combinaciones inesperadas, siempre al servicio de la claridad del sabor. Nova es testimonio de un enfoque que rehúye el exceso, donde la excelencia técnica se percibe en la discreción y la autenticidad de cada bocado. Aquí, el distintivo de calidad no es una meta, sino resultado natural de una búsqueda ininterrumpida.