A pocos pasos del rumor del Mediterráneo, Casa Manolo despliega una propuesta culinaria profundamente arraigada en la esencia levantina. Dentro de su sala inundada de luz natural, los amplios ventanales permiten que el horizonte marino moldee una atmósfera donde la calma prevalece sobre cualquier estridencia visual. La decoración, con maderas claras y detalles sutiles de inspiración marinera, huye deliberadamente de lo ostentoso para centrar la atención en el entorno y, sobre todo, en lo que llega a la mesa.
Desde el primer contacto con la carta, se revela una tensión armónica entre respeto por la tradición y ligereza contemporánea. Aquí, los arroces no solo honran el recetario valenciano; se conciben como un laboratorio de matices donde el fumet, logrado tras horas de extracción lenta, potencia la profundidad de cada cereal y realza los acentos marinos. La gamba roja, producto insigne de la región, figura habitualmente —en la medida en que la temporada lo permite— en preparaciones que preservan su integridad, resaltando la dulzura y la textura singular del crustáceo sin ornamentos superfluos.
En el transcurrir del menú, la huerta valenciana se reivindica a través de entrantes donde la estacionalidad marca el ritmo. Las verduras, servidas casi desnudas en algunos casos, cobran texturas inusitadas tras un tratamiento que nunca diluye su carácter original. El juego cromático y la disposición delicada de los ingredientes invitan a una observación pausada: ningún elemento parece colocado al azar, pero tampoco pesa el artificio en la presentación.
La filosofía culinaria de la casa —un ideario compartido por un equipo de cocina cohesionado más que por una única figura— parte del respeto escrupuloso hacia el producto autóctono y su temporalidad. Cada paso en la elaboración busca desnudar lo esencial, permitiendo que los sabores hablen con claridad y, a la vez, planteen nuevos matices a partir de técnicas actuales.
El mar, omnipresente tanto en los fondos como en el protagonismo de los pescados y moluscos, se cuela en cada detalle, acompañando platillos donde la sencillez responde tanto a la memoria tradicional como a un rigor moderno. Esta conjunción entre memoria y búsqueda contemporánea ha situado a Casa Manolo en el radar de la escena gastronómica internacional, marcando su diferencia a través de honestidad, precisión y una celebración contenida de los ingredientes locales.
