En la era de los videos cortos y la inmediatez digital, las recetas tradicionales mexicanas están viviendo una segunda juventud. Lo que antes se transmitía de generación en generación en la cocina familiar, hoy encuentra nuevos escenarios en TikTok e Instagram, donde jóvenes creadores mezclan autenticidad, memoria afectiva y creatividad contemporánea. Platos como las albóndigas caseras o el alambre reaparecen en los feeds con un lenguaje cercano y visual, conquistando tanto a los nostálgicos como a una nueva audiencia global.

Anna Rios dietista profesional y creadora del proyecto Healthy Simple Yum
TikTok y la cocina mexicana: cómo los creadores reinventan recetas tradicionales
Redes sociales: una nueva cocina común
Sin embargo, este movimiento no está exento de tensiones. Hay sectores más puristas que critican la alteración de recetas consideradas sagradas, viendo en estas adaptaciones una pérdida de autenticidad. También existe el riesgo de que la lógica de la viralidad imponga formatos cada vez más breves y espectaculares, sacrificando la profundidad histórica o técnica que caracteriza a la gastronomía mexicana. Y en un terreno tan ligado a la memoria colectiva, surge inevitablemente la pregunta sobre la autoría: ¿de quién es una receta tradicional cuando se hace viral?
Aun así, el fenómeno está teniendo un impacto positivo innegable. Gracias a estos creadores, recetas que corrían el riesgo de perderse están siendo documentadas, reinterpretadas y compartidas con una audiencia masiva. Los videos de albóndigas caseras de Ale Regalado, los guisos revisados de Denise Favela o las versiones vegetales de Anna Rios no son simples tutoriales culinarios: son actos de transmisión cultural, ejercicios de memoria colectiva adaptados a los códigos narrativos de 2025.
En este cruce entre pasado y presente, las redes sociales se convierten en una nueva cocina común, donde las historias familiares se mezclan con las tendencias digitales y donde cada like o comentario puede significar el redescubrimiento de un plato olvidado. Más que una moda pasajera, esta ola de creadores representa un movimiento cultural que redefine la manera en que las tradiciones gastronómicas se conservan, se transforman y se comparten.