No hay carta. No hay decisiones del comensal. Solo una secuencia de platos pensados al detalle, según la temporada, la frescura del mar y la intuición del itamae. Una experiencia que sorprende, sin intimidar. Roby Dickson, limeño y ex ejecutivo corporativo, decidió hace poco más de un año seguir su verdadera pasión: la cocina. Abrió este pequeño y elegante local en una calle residencial de La Molina, inspirado en los bares de sushi de Tokyo, donde el chef conoce a cada cliente y ajusta el menú a sus gustos. Así, en Sala Omakase, cada reserva es privada y personalizada. Con capacidad para apenas 20 personas, el espacio es sobrio, minimalista, y alejado de los estereotipos del nikkei tradicional. Aquí, Roby y su equipo compran pescados y mariscos frescos cada día y, sin carta fija, crean pequeños bocados que se presentan como si fueran joyas comestibles. Si alguien se queda con hambre o busca algo dulce, siempre hay alternativas pensadas para completar la experiencia.

Sala omakase
Sala Omakase: el rincón en Lima donde el mar cuenta su historia
De regreso en Lima, una pregunta lo guió: ¿Cómo me imagino el restaurante al que iría a comer… y siempre regresaría? La respuesta fue Sala Omakase.
¿Por qué nikkei? Porque es su cocina favorita. ¿Por qué omakase? Porque implica confianza, entrega, sorpresa. Porque emociona más cuando no sabes qué plato viene después. Así nació una experiencia íntima y auténtica, basada en el mejor producto posible y en la confianza mutua. Aunque no estudió cocina de forma tradicional, Roby se formó con quienes marcaron su vida: su tía Alexandra, quien cocinaba con amor; su profesor privado, quien le enseñó los fundamentos de la cocina nikkei; su padre, que le enseñó a ver el mar con ojos de pescador; y su madre, que le inculcó la perseverancia. Hoy, lidera un equipo que comparte propósito y aprende día a día. Su sueño es grande: formar parte de los 50 Best. Pero lo que lo mueve es más simple y profundo: ofrecer una experiencia única, tan memorable que quien se siente en su barra quiera volver.