Crujientes por fuera y deliciosamente suaves por dentro, las croquetas son toda una institución de la cocina española (aunque también en otros países sean una receta popular). Las hay para todos los gustos: las tradicionales de bechamel, con jamón, con setas, con pollo, con queso y hasta vegetarianas. Sin embargo, el secreto no está tanto en los ingredientes, sino en la forma de cocción. Para preparar unas croquetas que se precien, la fritura debe ser perfecta. En este artículo, te contamos todos los secretos para que te salgan exquisitas e impecables.
Cómo hacer la masa de croquetas perfecta
Como bien decía el rey en Alicia en el país de las maravillas, es importante empezar por el principio. En nuestro caso, la masa. La base de las croquetas es una masa de salsa bechamel que se prepara con harina, mantequilla y leche. Las proporciones deben ser las adecuadas para obtener la consistencia justa: ni demasiada harina, para evitar que la masa resulte seca y demasiado dura, ni demasiada leche o mantequilla, para evitar que quede muy líquida y luego sea difícil de manipular. Una vez hecha la masa, hay un truco que debes conocer. Cuando hayas terminado de preparar la bechamel, lleva la masa al congelador y déjala reposar durante aproximadamente una hora. No debe congelarse, sino solo tomar consistencia. Pasado ese tiempo, quítala del congelador, prepara tus croquetas, empánalas (siguiendo los pasos que te contamos en el siguiente apartado) y luego vuelve a colocarlas en el congelador unos 40 minutos antes de freírlas. Este paso les dará la firmeza necesaria para evitar que la bechamel salga hacia fuera.