A las puertas de la historia y el aroma a piedra antigua, sobresale la propuesta de Los Caballeros, un espacio discreto en el entramado medieval de Santo Domingo de la Calzada. El silencio que se enmarca tras la fachada de líneas austeras prepara al visitante para un ambiente interior de recogimiento, donde los muros de piedra y las vigas de madera envuelven la sala en una atmósfera serena, ajena a toda estridencia. El eco de la arquitectura local se armoniza con detalles de mantel blanco y cerámica delicada, generando una sensación de elegancia contenida e intimidad, ideal para el pausado ritual de la mesa.
La cocina de Los Caballeros se cimenta en los ritmos del mercado y la fidelidad a la tierra riojana: en temporada, los espárragos y alcachofas se presentan en preparaciones que destacan la integridad de cada elemento, mientras que los pimientos de la huerta local se tratan con una técnica minimalista que prioriza el sabor y la textura sin ocultarlo bajo capas innecesarias. En el punto central de la propuesta aparece el cordero lechal, asado a baja temperatura y acompañado por guarniciones clásicas—patatas a la riojana y pimientos asados—que evidencian un respeto absoluto por el recetario tradicional de la zona.
La filosofía culinaria aquí rehúye de la exhibición gratuita: los fondos se cuidan al extremo, las reducciones realzan sin eclipsar, y las emulsiones se integran con discreción para aportar profundidad y carácter. Se percibe en cada plato una voluntad de diálogo entre innovación y raíces, una intención de permanecer fiel al territorio, aunque la mirada del chef abre discretos matices contemporáneos—nunca impuestos, siempre sugeridos. El calendario agrícola dicta la carta, y el producto de cercanía determina no solo el sabor, sino el propio pulso del restaurante.
Al recorrer la carta de vinos, el peso de la Denominación de Origen Rioja es inequívoco: botellas seleccionadas para acompañar desde guisos con toques terciarios hasta entrantes frescos y postres de cierta voluptuosidad, como la cuajada de leche de oveja con frutos secos caramelizados. La bodega, visible pero discreta, refuerza el mensaje de respeto absoluto por el entorno.
Más que un homenaje a la tradición, Los Caballeros se manifiesta como un ejercicio de equilibrio: respira la memoria gustativa de La Rioja pero interpreta su herencia bajo un prisma exigente y contemporáneo, en el que la excelencia se entiende como compromiso con la identidad y el detalle.
