En la comarca del Alt Empordà, Emporium traza un delicado puente entre las raíces gastronómicas de su entorno y la pulsión creativa de la cocina contemporánea. Aquí, el trabajo de Joan y Marius Jordá i Giró se despliega bajo una filosofía que apuesta por la autenticidad sin nostalgia, sorteando el riesgo de la repetición gracias a un enfoque minucioso y reflexivo. La experiencia culinaria comienza mucho antes de que llegue el primer plato a la mesa: la luz que se filtra suavemente a través de amplios ventanales realza la sobriedad de los materiales naturales—madera cálida, lino y piedra—y crea una atmósfera donde el rigor funcional se fusiona con una sutil elegancia.
En cada menú se percibe un profundo respeto por el producto local. Los ingredientes, cuidadosamente seleccionados en base a su estacionalidad, provienen de la tierra y el mar de Girona y la Costa Brava. Sin embargo, lejos de encasillarlos en fórmulas predecibles, los chefs optan por una mirada renovadora: transforman pescados, verduras y carnes en versiones que preservan el sabor genuino y apuestan por composiciones visuales de fina armonía. La técnica es precisa, dominante pero nunca ostentosa, priorizando la pureza y la claridad sobre los excesos vistosos.
La presentación de los platos es casi escultórica; se juega con volúmenes y se emplea el espacio negativo para acentuar contrastes cromáticos y destacar la naturalidad de las materias primas. Fondos profundos, salsas emulsionadas y juegos de temperatura aportan dinamismo a cada bocado, invitando al comensal a una exploración pausada y compleja. La carta se adapta con fluidez a los ciclos del entorno, pero mantiene un hilo conductor: el equilibrio entre memoria y modernidad, donde tradición y evolución dialogan constantemente.
Emporium no convierte la estrella Michelin en objetivo último, sino en reflejo de su disciplina. Regularidad y autocrítica caracterizan la propuesta de estos hermanos, que rehúyen los artificios y buscan una perfección silenciosa. Los emplatados revelan una visión estética consciente, fruto de una sensibilidad que percibe el acto culinario como un arte del detalle, como un ejercicio de transmitir el territorio sin caer en la obviedad.
Así, la cocina de Emporium se afirma como portavoz de un Empordà contemporáneo. Sin estridencias, reivindica la capacidad de la alta gastronomía para reinventar lo propio y proponer nuevas lecturas de la identidad catalana, apostando por un presente matizado, honesto y siempre abierto al descubrimiento.