En Jaén, el pequeño restaurante Bagá desafía discretamente la idea establecida de alta cocina. Apenas se cruza el umbral de la Calle Reja de la Capilla 3, la primera impresión sorprende: lejos de opulencias y diseños barrocos, el espacio reducido de Bagá privilegia la sobriedad y el silencio. La decoración minimalista, sin elementos superfluos, invita a fijar todos los sentidos en lo esencial: el ritual gastronómico. De fondo, una tenue luz natural se cuela entre los tonos neutros, amplificando cada pequeño gesto en la mesa y acentuando la atmósfera de recogimiento y expectación.
El renombre del chef Pedro Sánchez Jaén ha posicionado a Bagá como un foco de la escena culinaria andaluza no por grandilocuencia, sino por precisión y compromiso con el producto. Sus creaciones, siempre en evolución, proponen una lectura contemporánea de la cocina local, donde la memoria gustativa y la innovación discreta encuentran un punto de equilibrio inusual. Aquí, los platos no se revisten de exceso; la atención al detalle se deja sentir en texturas pulidas, matices de sabor y el permanente hilo conductor del aceite de oliva virgen extra, inconfundible protagonista de la región.
La propuesta culinaria de Bagá se articula en secuencias cortas e intensas, pensadas para conducir al comensal por un recorrido sensorial que remite a la naturaleza circundante. En lugar de gestos efectistas, domina la pulcritud estética: emplatados pulidos pero nunca opulentos, donde las composiciones parecen narradas en voz baja. A menudo, un fondo aromático a monte bajo y cítricos anticipa la aparición de pescados y carnes de proximidad, mientras que los vegetales jienenses, recogidos en su mejor momento, se convierten en protagonistas inesperados. Un ejemplo de esta filosofía son reinterpretaciones de elaboraciones tradicionales como la pipirrana o el ajoblanco, que se transforman en bocados silenciosos, casi meditativos, alejados del tópico y la rutina.
La carta de Bagá nunca se estanca: evoluciona con la estación y la despensa inmediata, reflejando un respeto tácito por el entorno. Sánchez Jaén evita la ruptura gratuita; su estilo se define por la contención, la honestidad y el retorno constante al origen. Más que sorprender, Bagá invita a la reflexión pausada sobre el sabor de lo esencial, reservando para cada comensal una experiencia sincera y singularmente andaluza.