Para conseguir unas pipas más crujientes, asegúrate de que estén completamente secas antes de meterlas al horno. Si tienes tiempo, puedes dejarlas secar al aire unas horas, aunque no es imprescindible. También es importante no sobrecargar la bandeja: si preparas mucha cantidad, mejor hazlo en dos tandas. No te olvides de vigilarlas mientras se hornean, ya que pueden quemarse con facilidad. Si prefieres un sabor más intenso, añade las especias al final del horneado. Y si quieres darles un toque gourmet, prueba a añadir unas gotas de zumo de limón o un poco de ralladura de naranja justo antes de servir.
Variantes
Las pipas de calabaza tostadas admiten muchas variaciones. Puedes espolvorearles pimentón dulce o picante, comino molido, curry o mezcla de hierbas provenzales, como tomillo y romero, o chile en polvo antes de hornear. Si te gusta el toque dulce, mézclalas con un poco de miel y canela antes de meterlas al horno. Otra opción deliciosa es añadirles queso rallado o levadura nutricional al final del horneado para darles sabor a queso, o incluso combinarlas con semillas de girasol, lino o sésamo y frutos secos variados. Así, tendrás un aperitivo aún más completo y sabroso, perfecto para compartir.
Con qué acompañar las pipas de calabaza tostadas
Estas pipas son perfectas para picar entre horas, llevar al trabajo o poner en el centro de la mesa durante el aperitivo cuando tienes invitados. También combinan muy bien como topping en ensaladas, cremas de verduras, sopas o incluso yogur, ya que aportan un toque crujiente y sabroso. Puedes añadirlas en tablas de aperitivos con frutos secos y quesos para ofrecer una presentación sofisticada, o incluirlas en el emplatado de alguna receta a base de calabaza como decoración.
En cuanto a las bebidas, quedan muy bien con un zumo natural, una cerveza fría o incluso un vermut. Su versatilidad las convierte en el complemento ideal tanto para un picoteo informal como para recetas más elaboradas.
Cómo conservar las pipas de calabaza tostadas
Para que las pipas de calabaza se mantengan crujientes y sabrosas durante más tiempo, guárdalas en un tarro hermético una vez que estén completamente frías. Así evitarás se humedezcan y se pongan blandas. Déjalas en un lugar fresco y seco, lejos de la luz directa y de fuentes de calor. Si las conservas bien, pueden durar perfectamente varias semanas.