En el bullicioso, y cada vez más gastronómico, distrito limeño de Surquillo, se esconde un espacio íntimo y provocador que está cambiando la forma en que se vive la cocina marina en el Perú. Se trata de Piedra, el restaurante del chef Sebastián Vega: una propuesta radicalmente personal que apuesta por la libertad creativa, los mejores productos del mar y una visión culinaria sin ataduras.
Con solo cinco mesas y un menú que cambia todos los días, Piedra invita a los comensales a dejarse llevar. Sin carta, sin expectativas preestablecidas: solo la confianza en la sensibilidad de un chef que ha recorrido grandes cocinas del mundo y vuelve a Lima para contar su propia historia.