Además de su característico color negro, se diferencia del ajo blanco por su textura blanda y su sabor dulce. Este tipo de ajo se obtiene a través de un proceso de fermentación natural del ajo blanco común. A continuación, os vamos a contar todo sobre este gran alimento y, como siempre, compartiremos los mejores secretos para usarlo en vuestra cocina.
Origen del ajo negro
El origen de este ajo se debe a una casualidad, más específicamente, a un error de índole científico. Surgió en Japón, cuando un científico de dicho país sometió algunas cabezas de ajo crudos a una fermentación particular con el fin de reducir el fuerte olor característico de los ajos. La prueba consistió en colocar las cabezas de ajo a temperaturas que iban entre los 65 y 80°C, con una humedad controlada y dejándolo oxidar por al menos unos 45 días. Al realizar esta prueba, el científico se encontró con un resultado inesperado, que era el de un ajo completamente negro y que, a su vez, su olor se había reducido considerablemente. Pero no solo ocurrió eso, ya que al analizar los resultados, descubrió que las cabezas de ajo sometidas al tratamiento habían potenciado incluso su concentración de aminoácidos, oligoelementos y vitaminas, haciendo de este producto aún más beneficioso para la salud.