Sin embargo, seguramente aún os estará faltando lo más importante de todo, que es la bebida. Y un clásico que no puede faltar en la mesa de Navidad es la legendaria sidra de manzana. En esta guía os vamos a contar cómo surge esta deliciosa bebida espumante y, por supuesto, cómo prepararla en casa para brindar en familia y con amigos.
Orígenes en la historia de la sidra
Si bien muchos autores coinciden que esta bebida preparada con el jugo fermentado de la manzana ya era conocida por los hebreos, griegos y egipcios, no existe documentación escrita y fehaciente que así lo confirme. Se cree que antes de Cristo los hebreos ya producían una bebida fermentada a base de frutas, aunque el nombre “sidra” proviene de la palabra “sicra”, que es una traducción al latín de la palabra griega “sikera”.
Sin embargo, también es sabido que, incluso antes de los romanos, la sidra ya era una bebida muy consumida entre los habitantes de Asturias, una de las regiones actualmente más conocida por su producción y consumo de esta bebida. En esa zona, a la sidra se la debe servir escanciada, lo que significa verterla al vaso elevando la botella por encima de la cabeza. El chorro de sidra debe caer contra el lateral del vaso y de esta forma al impactar sobre él se oxigenará mejor la bebida.
Actualmente, se puede encontrar esta bebida a lo largo y ancho de todo el mundo, ya que su producción ha sido tomada y ramificada por españoles e italianos que la exportaron a Latinoamérica. Por su parte, Inglaterra la introdujo en los Estados Unidos, siendo hoy un producto de comercialización global. Cabe destacar que su industrialización comenzó en el siglo XVIII, convirtiéndose en un producto muy comercializado y que era utilizado como un bien de intercambio.