Hay productos e ingredientes que a un vistazo distraído o si no se sabe mucho del tema pueden parecer iguales, pero que un gourmet exerto tiene que saber distinguir. Un ejemplo son el Prosciutto crudo de Parma y el Jamón Ibérico de Bellota: ambos son jamones, pero son completamente diferentes. Ambos son carnes curadas de calidad, ambos se comen en lonchas y ambos se producen utilizando las patas de cerdo.
Entonces ¿en qué se distinguen?
Aspecto
El Crudo di Parma tiene una forma redondeada, la pieza pesa entre 7 y 10 kilos sin pezuña. La loncha es roja con grasa blanca sólo en el borde externo. La corteza es gruesa. La loncha, una vez cortada, no debe ser brillante, sino húmeda. En el centro debe sobresalir una pequeña parte de grasa blanca (por donde pasa la vena femoral).
El Jamón Ibérico de bellota es más pequeño, medianamente pesa entre 5,5 y 6,5 kilos. Tiene infiltraciones de grasa y un color coralino, al cortarlo la loncha consiste en una pequeña tira rectangular. La pata es alargada, con el característico corte en "V", el tobillo es más delgado que el del cerdo blanco (de donde se saca el Jamón Serrano). La pezuña es negra, la corteza es brillante y gelatinosa.