El pimiento llegó de América gracias a Cristóbal Colón y consiguió adaptarse al territorio del norte peninsular. A lo largo del tiempo, gracias a la gran labor de los agricultores vascos junto con las instituciones vascas, fue desarrollando una serie de cualidades especiales que le permiten diferenciarse de los otros pimientos, y lográndose, de tal forma, un ecotipo específico de la planta, que, desde el año 1997, cuenta con el sello Label Vasco de Calidad Alimentaria “Kalitatea”.
Las condiciones climáticas y geográficas más aptas para su cultivo son una baja altitud, altos niveles de humedad y pluviosidad y temperaturas suaves. La plantación tiene lugar entre abril y mayo y la cosecha de junio a octubre/noviembre. Las piparras se recolectan cuando se encuentran en su momento óptimo de maduración.
Las piparras se suelen consumir encurtidas, en cuyo caso se preparan con vinagre de vino blanco y sal. Son ideales como acompañamiento de legumbres, en ensaladas, como guarnición de pescados o carnes y, por supuesto, son excelentes, bien como aperitivo, bien como ingrediente de los pinchos. En verano también es habitual comerlas fritas. Y, en último, desde hace algunos años se usan para elaborar pimentón.
Cuánto pica una piparra
La característica singular de este tipo de guindilla es que no pica, o al menos no excesivamente, aunque es cierto que hay excepciones. Para evitar arruinar un plato o encontrarse con un sabor demasiado picante no buscado, es importante saber elegirlas. El grado de picante dependerá de la concentración de capsaicina, y se ha visto que esta es mayor en frutos más maduros, es decir, en aquellos que han pasado más tiempo en la planta. Por eso, se recomienda elegir las piparras más pequeñas, que no superen los 8 o 9 centímetros de largo, para que sea menos probable que se trate de ejemplares demasiado picantes.
Propiedades de las piparras de Ibarra