En cuanto a las masas madres con levadura, existen cuatro variedades de este tipo, todas procedentes del continente europeo, y son las siguientes:
Poolish
Se utiliza para panes de costra y, como sugiere su nombre, es de origen polaco. Es una masa madre líquida, ya que lleva la misma cantidad de harina y agua más una pequeña cantidad de levadura fresca. Su consistencia aguada confiere mucho volumen al pan.
Biga italiana
Es una masa madre con mucho cuerpo y muy poco trabajada, originaria de Italia. Tiene a su vez distintas variables, según el porcentaje de agua que se utilice. Por ejemplo, la biga 45 (45% de agua), es ideal para hacer panes rellenos; las bigas 60 u 80 se asemejan al pie francés, con un olor y un sabor muy potente; la biga 125 se usa cuando se busca un pan con una corteza dura y muy esponjoso.
Esponja
Se diferencia de las otras porque se le añaden ingredientes endulzantes y se suele sustituir el agua por otros líquidos, como leche, malta o café.
Pie francés
Se caracteriza por su preparación igual a una baguette, solo que se deja fermentar de un día para otro para utilizarla como “prefermento”. Lleva sal y se utiliza para panes salados y dulces.
Masa madre de cultivo o natural
Se obtiene de la fermentación de harina de trigo (o de centeno) con agua, sin añadir levadura. La fermentación natural de la harina provoca la aparición de una microflora constituida esencialmente por bacterias lácticas y levaduras salvajes.
Cómo hacer masa madre
Para hacer masa madre sólida o seca con el método lento o método francés, solo tendremos que dejar madurar a temperatura ambiente una mezcla de harina y agua y la naturaleza se encargará de hacer el resto.
Para hacer masa madre líquida o crema de masa madre, se puede emplear un método en uso durante varios años en Francia y que empieza a difundirse, gracias a la comercialización de máquinas que la producen y conservan. La masa madre líquida es versátil, puede tener varios niveles de acidez en función de la temperatura del agua utilizada para su elaboración y el producto final resultará muy fragante.
Para hacer masa madre rápida hay que emplear elementos que causan acidez, como yogur, cáscara de manzana, ciruelas, uvas, albaricoques, etc., que harán que el proceso de fermentación sea más rápido.
Cómo hacer masa madre paso a paso
Ingredientes
- Harina integral de trigo o de centeno. (A partir del 3° o 4° día, empezaremos a usar harina blanca.)
- Agua a temperatura ambiente.
- Un recipiente de cristal o de plástico, estrecho y bien limpio.
Preparación
Día 01
En un recipiente pondremos la misma cantidad de harina que de agua, en volumen, por ejemplo, medio vaso de harina y medio vaso de agua. La cantidad exacta dependerá del tamaño del recipiente. Mezclaremos bien hasta obtener una masa líquida homogénea. Taparemos con un paño limpio y dejaremos reposar 24 horas a temperatura ambiente en un lugar templado.
Día 02
Añadiremos la misma cantidad de harina y agua que el primer día, removeremos y dejaremos reposar otras 24 horas, siempre cubriendo el recipiente con un paño limpio.
Día 03
Pasadas 48 horas, se habrán desarrollado las burbujas y se notará un olor un poco acre. Ahora empezaremos a utilizar harina blanca. Retiraremos dos o tres cucharadas de la masa, quitando al mismo tiempo el líquido marrón que se haya depositado en la superficie. Volveremos a añadir la misma cantidad de harina y agua que los días anteriores y dejaremos reposar otras 24 horas.
Día 04 y 05
Repetiremos lo hecho en el día 3. Al cabo de 5 días la masa madre estará lista para ser utilizada.
Cómo se conserva la masa madre
Si dejamos la masa madre a temperatura ambiente, tendremos que “refrescarla” repitiendo lo hecho en el día 03 a diario. Si no vamos a utilizarla todos los días, podremos taparla y conservarla en la nevera. En este caso, solo tendremos que refrescarla una vez por semana y, antes de utilizarla, procuraremos dejarla unas horas a temperatura ambiente para que se activen las levaduras y, si hace falta, volveremos a refrescarla.
Masa madre: usos y recetas
La masa madre se utiliza principalmente para preparar panes de todo tipo: con semillas, con nueces, con frutas, con chocolate, con miel (como el sabroso pan turco Ekmek, que se puso de moda hace unos años), e incluso se puede usar para preparar el famoso panettone navideño. Sin embargo, su uso no se limita solo al pan, sino que también puede emplearse en la preparación de pizzas, pasteles y galletas, principalmente de textura crocante.
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