Puedes preguntarle a cualquier cocinero del mundo por sus restaurantes favoritos del planeta y lo más probable es que el Asador Etxebarri esté entre los cinco primeros (y, en muchos casos, incluso el primero). Este restaurante situado en Axpe, un pequeño e idílico pueblo en las montañas del País Vasco, ha alcanzado la fama gracias al trabajo de su creador, el cocinero de 62 años Víctor Arguinzoniz (Bittor Arginzoniz).
En los últimos años, el Asador Etxebarri ha estado siempre entre los diez mejores restaurantes de la lista World's 50 Best. En la ceremonia de entrega de premios de 2021 en Amberes, el humilde Arguinzoniz fue elegido ganador del premio Chef's Choice Award, demostrando el respeto que se ha ganado entre la comunidad culinaria mundial (algo que ha conseguido sin departamento de marketing ni presencia en las redes sociales y manteniéndose prácticamente ajeno al circo mediático de la cocina actual).
Etxebarri se ha convertido en un lugar de peregrinación y Arguinzoniz en una especie de dios gastronómico. Es difícil saber cuál es más admirado en el mundo de la comida (el restaurante o el chef) porque es imposible separar al creador de la criatura: Etxebarri es Arguinzoniz y viceversa. La vida del chef es prácticamente igual cada día "desde el 27 de abril de 1990", recuerda con exactitud. Acude al restaurante a primera hora de la mañana para encender las brasas con la leña (desde encinas hasta troncos de vid) que recoge casi siempre en los alrededores del valle de Atxondo, donde ha vivido toda su vida.
Después empieza a preparar los entrantes y a organizar la puesta en escena. No vuelve a casa hasta la noche, no sin antes dejar lista la masa para el pan del día siguiente. "Es raro no verlo deambulando por ahí hasta las ocho de la tarde", dice Mohamed Benabdallah, sumiller y jefe de sala del restaurante.