Es primavera, anímense: es hora de cocinar la achicoria.
Las flores celeste de Cichorium Intybus salpican los prados, mientras que las hojas salpican de verde nuestras mesas. Pero ¿cuántos de nosotros podríamos considerarnos expertos en el uso de la achicoria en la cocina, más allá de un simple salteado en sartén con aceite, sal y pimienta?
Qué es la achicoria
La achicoria, también conocida como escarola, es una planta herbácea perenne de la familia de las asteráceas, originaria de Europa y Asia. Actualmente, se cultiva en todo el mundo, tanto por su raíz, que se utiliza para la elaboración de sucedáneos del café, como por sus hojas, que se consumen tanto frescas como cocidas.
Las hojas de la achicoria son de color verde oscuro, de forma ovalada con bordes dentados. Tienen un sabor amargo característico, que se debe a la presencia de lactonas sesquiterpénicas, como la lactucina. La raíz, por su parte, es blanca y gruesa.
La achicoria es una buena fuente de vitaminas, minerales y fibra, y es conocida por sus propiedades medicinales: se utiliza para tratar problemas digestivos, hepáticos, renales y urinarios.
Cómo limpiar la achicoria y quitarle el amargor
En primer lugar, debemos eliminar las hojas marchitas y las puntas duras. Lavarla con abundante agua corriente. El siguiente paso será eliminar el amargor, que se debe a la presencia de ácido cicórico que caracteriza esta verdura y que podría dificultar su consumo por parte de muchas personas: en el siguiente vídeo te explicamos cómo hacerlo.