Bajo la compleja y reconocible silueta diseñada por Frank Gehry, el restaurante Marqués de Riscal traza una propuesta culinaria que conjuga tradición local y una visión contemporánea inconfundible. El encuentro entre territorio y modernidad se deja sentir en cada rincón del espacio: la sala, bañada por una luz cuidadosamente matizada, alterna tonos madera con detalles de líneas puras, generando una atmósfera recogida y sofisticada. Las mesas se disponen con generoso espacio para el diálogo reposado, mientras el entorno invita a una conexión pausada con el entorno y la cocina.
La chef Silvia Garcia impulsa aquí una cocina en la que la despensa del entorno toma el papel central. Cada temporada, los productos emblemáticos de la región —espárragos de la Ribera, setas de los bosques alaveses, pescados del Cantábrico— conforman la base de una carta que reinterpreta recetas clásicas mediante técnicas precisas pero sin estridencias. García huye del artificio, apostando por procedimientos que respetan la esencia y logran que cada ingrediente exprese su singularidad. Ejemplo de esta línea es el cordero lechal confitado, que surge sobre una emulsión de ajo asado y se acompaña de verduras trabajadas en diversas texturas, con una composición cromática que invita primero a la contemplación y luego al descubrimiento gustativo.
La dimensión visual del plato aquí ocupa un lugar clave. Las vajillas, seleccionadas en líneas limpias y tonos neutros, ceden el protagonismo a las armonías de color y los detalles sutiles: pequeñas flores silvestres, salsas en reducción, matices entre el crujiente y la cremosidad. Esta presentación responde a una filosofía donde el aspecto visual acompaña sin distraer, reforzando el hilo conductor de una cocina que busca relatar la temporalidad y el origen.
Parte fundamental del recorrido es el vínculo directo con la bodega y la cultura vinícola local. Los maridajes, pensados en diálogo con la cocina de Silvia Garcia, exploran el abanico de matices que puede alcanzarse cuando copa y plato conversan sin solaparse. Más que una carta de vinos, la selección es una extensión de la experiencia, una invitación constante a transitar por los matices del entorno riojano-alavés.
Marqués de Riscal encuentra su identidad en la síntesis entre territorio, diseño y producto, apostando por una cocina con sentido del lugar, atenta al paso de las estaciones y comprometida con la autenticidad de cada elaboración.