Choco
Choco
C. Compositor Serrano Lucena, 5
14010 Córdoba Córdoba
España
37.884057, -4.7623566

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Apenas se cruza el umbral de Choco, el espacio ideado por el chef Kisko García González, se percibe una atmósfera diseñada para la contemplación y el disfrute pausado. La luz, dosificada con precisión, acaricia los contornos de una sala donde predominan líneas limpias y detalles materiales que evocan tanto la sobriedad minimalista como ciertos ecos de tradición cordobesa reinterpretada. La elección cromática y el mobiliario, lejos de buscar protagonismo, ceden el lugar a un telón de fondo que predispone los sentidos para lo esencial: la experiencia gastronómica.
Desde la cocina abierta emergen notas aromáticas que anticipan una carta viva, donde el recetario andaluz cobra una nueva expresión. García González plantea una filosofía anclada en la memoria y el territorio, pero proyectada a través de una técnica precisa y una inquietud creativa constante. Lo autóctono se respeta —y a la vez se agita— en platos donde productos como los pescados de lonja o las verduras fresquísimas de la vega son tratados sin máscaras, buscando revelar cada matiz con gestos sutiles, nunca grandilocuentes.
El recorrido por la mesa dialoga con la despensa cordobesa: puede suceder que un clásico como el salmorejo aparezca transformado en una textura inesperada, o que el ajoblanco revele acentos inéditos gracias a un fondo trabajado largamente. No se trata de ruptura, sino de una evolución natural, donde la técnica contemporánea sirve de herramienta para subrayar el fondo noble de cada ingrediente. Los contrastes —temperaturas, texturas, puntos de cocción meticulosamente ejecutados— construyen capas de sabor que apelan a la memoria gustativa, recuperando la tradición desde una perspectiva contemporánea.
La presentación de los platos en Choco rehúye el artificio superfluo para abrazar una matemática propia, balanceando cromatismos sin caer en la frialdad. Cada composición invita, antes de la degustación, a una contemplación serena, como si el equipo de cocina hubiese encontrado el tono exacto entre el rigor técnico y la calidez. En cada servicio se percibe esa búsqueda del equilibrio, ese rigor que trasciende lo decorativo para convertirse en parte esencial de la propuesta.
El entorno acompaña: las referencias a la historia local integradas en la decoración dialogan con los sabores y aromas que llenan el aire, reforzando la sensación de hallarse ante una Córdoba reinventada. La estrella Michelin que distingue a Choco no es una meta en sí misma, sino el resultado del empeño por elevar los sabores de siempre a través de una mirada honesta, precisa y profundamente comprometida con la excelencia.