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Grosellas: propiedades
Veamos ahora las propiedades de las grosellas. Se trata de una fruta poco calórica: 100 gramos aportan unas 56 calorías, de las cuales:
- 88,6% carbohidratos
- 8,4% proteínas
- 3% grasas.
Las grosellas (en particular, las grosellas negras) son ricas en vitamina C, ácido málico, ácido cítrico, flavonoides, antocianinas, ácidos poliinsaturados y oligoelementos. Tienen propiedades antioxidantes e inmunoestimulantes, así como diuréticas y depurativas.
El zumo de grosella, en especial el de la variedad más oscura, tiene un efecto astringente y se usa para desinflamar el intestino en caso de trastornos y desequilibrios. La medicina natural aconseja la grosella negra para prevenir las molestas cistitis estivales y para combatir la fragilidad de los capilares.
Las grosellas en la cocina: de las ensaladas a la mermelada
Dado que las grosellas maduran en verano, este es el mejor momento tanto para consumirlas frescas como para dedicarse a su conservación, transformándolas en óptimas mermeladas y jarabes que nos permitirán disfrutar de su exquisito sabor todo el año.
Frescas, las grosellas son perfectas para dar un toque acidulado a una ensalada de verano a base de hojas verdes, picatostes, hinojo y piñones, o bien como guarnición de un plato de roast beef a la inglesa fileteado en finas lonchas. ¿Quieres algo diferente? Pruébalas en el risotto al taleggio, añadiéndolas durante la fase final de mantecatura. Darán color y frescura al plato.
Si te apasionan los postres, las grosellas son el ingrediente ideal para completar una macedonia o para decorar el cheesecake, las tortitas o los gofres. Las cookies más tentadoras para desayunar o merendar son sin duda las que unen la pasta flora a chocolate blanco y grosellas (se pueden usar deshidratadas). Los muffins de grosellas son otra receta imprescindible si te encantan estas frutas del bosque.