Puede que el verano esté acabando, pero los mangos siguen en temporada en todo el mundo. Esta fruta es en realidad una drupa, es decir, un fruto con una gran semilla en el centro, como las frutas con hueso o las aceitunas.
Algunas culturas están fuertemente asociadas a los mangos. Esta fruta nacional de Myanmar, la India y Filipinas tiene varios cientos de cultivos con sutiles diferencias en cuanto a sabor y textura. Su nombre en latín, mangifera indica, nos habla de sus orígenes y de una tierra que adora esta fruta. En la India, los mangos se comen crudos, cocidos, maduros, pulverizados y bebidos; se añaden a suero de leche agria para convertirlos en lassi de mango. Se suelen comer con yogur o leche porque en el ayurveda, un antiguo sistema médico alternativo con origen en el subcontinente indio, se considera que el mango "calienta" el cuerpo. Los antiguos indios equilibraban la energía calorífica de la fruta con leche o yogur, refrescantes y cremosos.
Hoy en día, los chefs de todo el mundo hacen lo mismo, utilizando la acidez del mango crudo, o la dulzura del mango maduro, para equilibrar sabores únicos e inusuales. Te explicamos cómo lo hacen.
Julien Royer
Es chef y copropietario del restaurante con tres estrellas Michelin "Odette", el principal restaurante francés de alta cocina de Singapur, número 36 en la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo de 2022, y de su restaurante hermano "Claudine", así como de "Louise", un restaurante bistronómico de estilo francés con una estrella Michelin en Hong Kong.